11/6/15

El agua de las piscinas puede causar asma en los niños 11-06-15


El agua de las piscinas puede causar asma en los niños

Los neumólogos advierten de que el agua de las piscinas poco cuidadas puede provocar cuadros asmáticos crónicos en los más pequeños debido a la ingesta

No es sólo cuestión de tirarse de cabeza y comprarse unos manguitos de tendencia jacobina. El peligro de las piscinas está también en el agua o más concretamente en el uso de productos químicos como el cloro, que, según la Asociación de Neumólogos del Sur, puede provocar asma. Eso no significa que haya que freírse a la sombra o prescindir del bañador. Se trata, de acuerdo con el colectivo, de aumentar las precauciones y elegir convenientemente las instalaciones. En especial, en el caso de los niños pequeños.

La amenaza no es tan ligera como pudiera aventurarse. El cloro no forma parte de los químicos prohibidos ni modifica los genes si se inhala, pero resulta dañino en conjunción con otras sustancias. El sudor, la saliva o la orina se erigen en sus alianzas de verano más nocivas para el sistema respiratorio.

Para evitar el peligro, no basta con cerciorarse de que a las piscinas no se les va la mano con el cloro. También concurren otros factores como que el espacio de baño esté ventilado o el cumplimiento estricto de las normas, que incluyen la obligación de ducharse antes de zambullirse en el agua y el uso de pañales para los bebés, ejercicios estos últimos necesarios para conjurar la mezcla. El colectivo insiste en la necesidad de no acudir a instalaciones más preocupadas por la entrada que por el cuidado del agua y se embute en bata de pedagogo para aconsejar a las madres.

El riesgo se concentra principalmente en los niños de dos a tres años, a los que, lejos de apartarlos del agua, se deben controlar dentro de ella. El imperativo de salud comporta observaciones como eludir los baños prolongados o precaverse de que no absorban mucho líquido.

Precisamente, la vulnerabilidad de los más pequeños radica en su manera de comportarse en la piscina, donde, en lugar de nadar, chapotean y tragan el agua y su rosario de productos de higiene. La probabilidad de sufrir síntomas asmáticos es proporcional a la edad del bañista, el control de las normas y la temperatura del agua, añaden los especialistas.

Los neumólogos recuerdan que el asma afecta a más de 300 millones de personas y supone la causa más frecuente de enfermedad crónica entre los niños. En este sentido, apuestan por recomendar el deporte, aunque con la precaución de conocer que los bronquios infantiles "pueden responder de manera exagerada a estímulos externos". Un peligro del que tampoco están exentos los cuidadores de piscinas en casos de exposición reiterada y predisposición a este tipo de afecciones. El baño hay que tomarlo con alegría, pero no con ligereza.
 

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